Interés General Del estallido social al retorno de la extrema derecha  Jara perdió el balotaje frente a Kast.
En 2019, las mayores movilizaciones jamás vistas en Chile culminaron con el gobierno de Gabriel Boric y la convocatoria de una Asamblea Constituyente, una de las demandas centrales de estas movilizaciones.
Unos años después, continuando la sucesión entre derecha e izquierda, la derecha —en este caso, la extrema derecha— regresa al gobierno. El fracaso del gobierno de Boric fue una condición esencial para este retorno y el fracaso de la búsqueda de una nueva constitución.
Es como si Chile estuviera cumpliendo inevitablemente la sucesión entre corrientes opuestas. Desde el fin de la dictadura militar, han transcurrido cerca de 30 años de la llamada Concertación —una alianza entre el Partido Socialista y la Democracia Cristiana— que, siguiendo la trayectoria de los Partidos Socialistas de Francia y España, se adhirió a una forma de neoliberalismo.
La frustración con estos gobiernos fue lo que propició las grandes movilizaciones de 2019. Estas, a su vez, también tuvieron un desenlace frustrante cuando Boric se aisló y no cumplió con las expectativas.
Así, José Antonio Kast fue elegido, uniéndose al gobierno de Javier Milei en Argentina, en un nuevo bloque de extrema derecha en América Latina. Hasta ese momento, Milei solo tenía alianzas con Estados Unidos e Israel.
Tras haber experimentado una última década del siglo XX casi unánimemente neoliberal, América Latina se ha convertido en protagonista de décadas centralmente antineoliberales, proyectando a los líderes políticos de izquierda más importantes del mundo en este siglo.
Por primera vez desde entonces, el continente cuenta con un contrapunto entre un núcleo mayoritario antineoliberal, liderado por Brasil y México, seguidos por Uruguay, Colombia, Venezuela y, hasta hace poco, Honduras.
El gobierno argentino, si bien se adhiere a todos los principios de un Estado mínimo -Milei incluso afirmó que, entre el Estado y la mafia, ¡prefiere la mafia! (sic)– intenta mantener relaciones comerciales fluidas con Brasil, países que se necesitan económicamente. Difícilmente podría sustituir estas relaciones por intercambios con su nuevo aliado, el gobierno chileno.
Todo esto ocurre en el marco de una de las características más llamativas del siglo XXI: el declive o decadencia del imperialismo estadounidense. El aislamiento promovido por la administración de Donald Trump, con sus agresivas políticas arancelarias, tampoco busca la formación de un bloque propio. Por el contrario, aplica una política de “América Primero”, aislando a Estados Unidos del panorama político internacional más amplio, dejando espacios cada vez más amplios para la expansión de China, que se ha convertido en el principal socio de los países del continente, incluido el propio Estados Unidos.
Kast derrotó a Jeannette Jara, una comunista que había triunfado en la primera vuelta, pero que finalmente fue superada por los votos combinados de los candidatos de derecha, lo que llevó a la victoria de Kast en la segunda vuelta.
El gobierno de Kast no lo tendrá fácil para cumplir sus promesas. El neoliberalismo, cuya principal experiencia fue Argentina, ha fracasado por completo. La situación económica y social de Argentina, comparada con la de Brasil y México, es desastrosa. Quien asuma, como promete Kast, un programa de gobierno neoliberal, no tiene referencias positivas, ni en el continente ni a nivel mundial.
Chile probablemente continuará su sucesión de gobiernos de derecha e izquierda, esta vez probablemente con una experiencia aún más breve en la derecha.
Lunes, 15 de diciembre de 2025
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